Donde no hay sentido, hay sensación

Y donde solo hay sensación, hay sufrimiento.

Axiomáticamente se afirma que el incremento del intelecto tiende a hacernos infelices, tristes, se afirma que el precio de la inteligencia es el sufrimiento del realista. Evidentemente no puedo estar más en desacuerdo.

La insatisfacción del intelectual inmaduro es innegable, pero... la inmadurez es un atributo que se manifiesta en el periodo vital que precede la adultez, un adulto no llega a serlo en su totalidad hasta que no madure.

En la adultez, la insatisfacción del hombre intelectual jamás puede derivar en sufrimiento y dolor, pues, es el dominio de la comprensión lo que lo dota de la capacidad de trascender toda clase de pensamiento o idea invasiva, sin excepción.

Para no dejar dudas, dado que no estoy insinuando, más bien afirmo, en este último punto estoy dando a entender explícitamente que no existen circunstancias que puedan hacer que una persona intelectualmente desarrollada pueda sufrir.

El análisis y su correspondiente conclusión lógica unifica el problema para identificar la raíz de este mismo y de esta forma poder solventarlo; En otras palabras, el análisis, (ya sea introspectivo, retrospectivo, inductivo, pragmático..) es lo que nos da cobertura a la hora buscar sentido donde la sensación no puede.

Este axioma (al cual hago alusión al principio de este hilo) se sostiene en otros (axiomas) irracionales, pondré tres ejemplos;
  • La consideración de que el intelecto es una virtud necesariamente intrínseca, puedes nacer con intelecto o no, ser inteligente es una cuestión biológica-genética exclusivamente.

  • La consideración de que el placer y la felicidad son lo mismo.

  • La consideración de que el pensamiento reprime y la emoción libera. (El intelecto como disruptor)
 
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